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Meditación guiada: mis padres en mí

Inspirando, sé que esta es mi inspiración.Espirando, sé que esta es mi espiración. Sé que soy la continuación de mis padres.Al inspirar, veo a mi padre inspirar.Al espirar, veo a mi padre espirar. Mi madre está inspirando,Mi madre está espirando. La inspiración de mi padre se ha hecho profunda,la espiración de mi padre se ha hecho lenta. La inspiración de mi madre se ha hecho más profunda,la espiración de mi madre se ha hecho más lenta. Al inspirar, mi padre se siente maravillosamente en su cuerpo.Al espirar, mi padre se siente ligero. Al inspirar, mi madre se siente maravillosamente en su cuerpo.Al espirar, mi madre se siente ligera. Mi padre inspira, y siente su cuerpo relajado.Mi padre espira, y sonríe. Mi madre inspira, y siente su cuerpo relajado.Mi madre espira, y sonríe. Al inspirar, mi madre, mi padre y yo estamos realmente establecidos en el momento presente.Al espirar, sentimos que este es un momento maravilloso. Mi cuerpo de sangha inspira en mí,mi cuerpo de sangha espira en mí. Su inspiración se ha hecho más profunda,su espiración se ha hecho más lenta.

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El poder de la escucha profunda

  “La escucha profunda y el habla bondadosa son maravillosos instrumentos que nos ayudan a llegar al tipo de comprensión que todos necesitamos como base para la acción apropiada. Escuchas profundamente con un solo propósito -permitir que la otra persona vacíe su corazón. Éste es ya un acto para aliviar el sufrimiento. Detener cualquier sufrimiento, sin importar lo minúsculo que sea, es un gran acto de paz.” – Thich Nhat Hanh ESCUCHA ME Cuantas cosas oímos a lo largo del día, a lo largo de la vida.Cuantas buenas recetas recibimos de nuestra abuela y nuestros maestros.Cuantos consejos y caminos nos indican la mejor dirección.Cuantas cosas creemos saber, por que un día pasaron por nuestros oídos. Nuestra mente reconoce con suma facilidad aquello que un día escuchamosy nuestro ego se pasea a menudo por encima de su envoltorio.La cantidad y la velocidad son sin duda malos amigos para apreciar, reconocer e interiorizar la verdadera esencia. La verdadera experiencia. El mundo necesita de nuestra sabiduría.Y nuestra vida necesita también de ella.La sabiduría nadie nos la puede dar. Es esa esencia que descubrimos cada uno de nosotros cuando somos capaces de abrir correctamente el bote donde se haya la buena confitura. Es la esencia de

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Meditación Caminando por la Paz

Cada vez que pongo mis pies en la Tierra me comprometo, querida Madre, a ser consciente de que estoy caminando sobre ti. Cada vez que pongo los pies sobre la Tierra, tengo la oportunidad de estar en contacto contigo y con todos tus prodigios… No estás sola, querida Madre, debajo de mí, sino también en mi interior… …Tú deseas, querida Madre, que vivamos con más conciencia y gratitud, y esto es algo que podemos hacer generando la energía de la atención plena, la paz, la estabilidad y la compasión en nuestra vida cotidiana. Por eso me comprometo ahora a devolverte tu amor y plenitud depositando mi amor y ternura en todos los pasos que dé sobre ti. Cuando camino, no solo estoy haciéndolo sobre la materia, sino sobre el espíritu.” “Pero ¿cómo amar a nuestro enemigo? Solamente hay una manera: comprenderlo. Tenemos que comprender por qué es de esa manera, cómo ha llegado ahí, por qué no ve las cosas como nosotros. Comprender a una persona lleva implícito el poder de amarla y aceptarla”        Maestro Zen Thich Nath Hanh Nuestra Tierra sufre y no se revela. Camina en Paz por todo, por todos, por nuestra Tierra. Somos Tierra, somos su

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Consciente de mi cuerpo, inspiro. Sonriendo a mi cuerpo, espiro.

  CONSCIENTE DE MI CUERPO, INSPIRO SONRIENDO A MI CUERPO, ESPIRO. Siento que soy capaz de escuchar a mi cuerpo, de la misma manera que puedo escuchar al bebé cuando llora, sufre o necesita mi ayuda. Mi sensibilidad está ahí. No anda lejos. Pero el exceso de confianza con nuestro cuerpo se vuelve contra nosotros con demasiada frecuencia. El pozo de nuestras emociones almacenadas de mala manera en las profundidades de nuestro interior sufre en silencio. Cuando nuestro cuerpo o nuestras emociones hablan, lloran o sufren,  reclaman nuestra atención, piden la presencia de esa sensibilidad tan solicitada y buscan un poco de conciencia, de compasión. Para nutrirnos correctamente hay que practicar la escucha profunda. El ronroneo de nuestras tripas, las palpitaciones sexuales, los vacíos abismales, el dolor profundo, la atracción fatal, el miedo, los temores o tantos otros indicadores claman por ser escuchados como se merecen. No fuéramos a confundirnos. Siempre es mucho mejor llamarle a cada uno por su verdadero nombre. Thay nos sugiere que, cuando vayamos a comer un helado, lo miremos profundamente para notar su temperatura, inspiremos profundamente para reconocer  su sabor, oliéndolo con intención reconozcamos su textura, escuchándolo con atención disfrutemos sus colores y tocándolo amorosamente

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Los discípulos de mis maestros también son mis maestros

  Como tú. Sin ir más lejos. Y me mirarás extrañado. Tanto, como cuando Thay nos recuerda que el verdadero maestro está en nosotros mismos. Mirarás con cierta desesperanza de no saber por dónde empezar, dónde mirar, dónde ir a beber o dónde apoyarte. Un día fuiste capaz de abrir tu corazón y dejar salir tu sufrimiento en forma de palabras, para ser compartido en el círculo del Dharma. Esa fue tu primera enseñanza. Esa tal vez, fue mi primera inspiración. Dejaste claro que es posible, porque no fueron las bonitas palabras del orador las que lo permitieron, sino tu valentía, tu apertura y la confianza en ti misma. Otro día hiciste tu pregunta con todo su sentimiento. Esta no tenía retórica ni base científica que la elevara a la excelencia. Fue simplemente la expresión de tu lío, de tu apego o de tu malestar. Qué claro me quedó, aún habiendo olvidado la respuesta que nos brindó el maestro, qué claro me quedó saber que siempre hay una salida para ventilar el sentimiento que llevamos dentro. O aquella ocasión en la que me abrazaste y tan siquiera sabías mi nombre. Pero yo sentí tu reconocimiento, tu presencia y tu respiración.

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Tu dolor es mi dolor

  Cuando oigo tus gritos, si agudizo mi escucha,  siento el susurro de tu sufrimiento. Te miro profundamente y comprendo que me resulta más fácil ver  tu rabia, que no la mía. Aceptando  tu malestar, me acerco a ti, y me ayuda a comprender que los dos estamos ahí. Cuando en mi comunidad, familia, grupo de trabajo o de amigos hay enfrentamientos  o conflicto, puedo notar el malestar que corre por mi interior. A pesar de que la bronca no vaya conmigo, aunque no sea yo el aludido, aunque nadie mencione mi nombre, yo estoy ahí, consumiendo dolor. Cuando el conflicto estalla produce un estruendo terrible y aunque sea sólo por el ruido que emite, nos ayuda a reconocer que algo no anda bien. Puede dar pereza o miedo, pero habrá que ocuparse de ello. Cuando el conflicto subyace oculto entre banalidades, posturas y discursos, un castigo se cierne sobre nosotros. Es el castigo de la incomprensión. Dolor sin nombre. Discusiones sin destino. Sufrimiento gratuito. Thay siempre nos recuerda que no va a ser fácil, que la hermandad es lo más bonito que podemos generar entre nosotros porque es un  fruto exclusivo del árbol del amor. Y de la dificultad surge su esplendor. Nuestra práctica

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