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Actualización del tercer entrenamiento de la plena consciencia: Amor verdadero

«Consciente del sufrimiento causado por una conducta sexual inapropiada, me comprometo a cultivar la responsabilidad y aprender medios de proteger la seguridad e integridad de individuos, parejas, familias y la sociedad.
Reconociendo que el deseo sexual no es amor y que la actividad sexual motivada por el deseo me daña tanto a mí como a las demás personas, me comprometo a no tener relaciones sexuales sin consentimiento mutuo, sin amor verdadero y sin un profundo compromiso a largo plazo. 
Me comprometo a buscar entre mis amistades, miembros de mi familia y de la sangha en quienes confío y me apoyo, un sostén espiritual que favorezca la solidez de mi relación. Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños y las niñas del abuso sexual y para prevenir que las parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual inapropiada. 
Consciente de que el cuerpo y la mente están interrelacionados, me comprometo a aprender formas apropiadas de cuidar de mi energía sexual y a cultivar la bondad amorosa, la compasión, la alegría y la inclusividad, que son los cuatro elementos básicos del verdadero amor, para mi mayor felicidad y la mayor felicidad de las demás personas. Consciente de la diversidad de la experiencia humana, me comprometo a no discriminar ninguna orientación sexual o identidad de género.
Practicando el verdadero amor sabemos que continuaremos de una forma hermosa en el futuro.»  

 

Como parte de su empeño en actualizar el budismo, Thay buscó continuamente nuevas formas de dar espacio a todos en la sangha. Siguiendo este espíritu, nuestra comunidad ha revisado el tercero de los cinco entrenamientos de la plena consciencia sobre el «amor verdadero» para que su lenguaje sea más inclusivo, independientemente de la orientación sexual o la identidad de género de cada cual.

 

En una charla del Dharma en el Monasterio del Parque de los Ciervos, la hermana Than Nghiem (Hermana Espíritu Verdadero) nos habla de los cambios realizados recientemente:

«En noviembre de 2021 un grupo internacional de practicantes laicos de Plum Village, incluidos miembros de la OI y maestros y maestras del Dharma, enviaron una petición al consejo de maestros del Dharma de los monásticos en la que proponían que revisáramos el tercer entrenamiento de la plena consciencia para que el lenguaje utilizado en el tercer entrenamiento con respecto al amor verdadero fuera más inclusivo. Desde entonces, un comité ha trabajado en la revisión de este entrenamiento. Han trabajado muy arduamente, han mantenido largos debates y han debido superar numerosos retos para llegar a un acuerdo, a la versión actualizada del entrenamiento. Se trata de reformular la parte que habla de pedir el apoyo de los amigos, de aquellos en los que confiamos, para que nos apoyen en una relación a largo plazo. Y también para añadir un apartado sobre la práctica de la no discriminación basada en la identidad de género o la orientación sexual. Fue nuestro maestro Thay quien nos abrió el camino. Él nos dijo que cuando el budismo llega a un país, adquiere otra forma, y será diferente al budismo de otros países. El budismo, para ser budismo verdadero, debe adecuarse a la psicología y a la cultura de la sociedad a la que sirve.

Nuestro maestro Thay nos animó a hacerlo. Mostró el camino y nos invitó a seguir su ejemplo en nuestro estudio, en nuestra práctica, para ayudar a enriquecer esta herencia, las verdaderas enseñanzas de Buda.

Si observamos detenidamente cada entrenamiento, veremos el principio de la triple A. Tomo como ejemplo el entrenamiento revisado. Voy a leerlo: “Consciente (aware) del sufrimiento causado por una conducta sexual inapropiada...” ¿Lo ven? La A representa la conciencia (awareness) del sufrimiento. «(…) me comprometo a cultivar la responsabilidad y aprender medios de proteger la seguridad e integridad de individuos, parejas, familias y la sociedad”. Así que me comprometo. «Reconociendo que el deseo sexual no es amor…». Reconocer es como tomar conciencia, ¿no? «y que la actividad sexual motivada por el deseo me daña tanto a mí como a las demás personas, me comprometo a no tener relaciones sexuales sin consentimiento mutuo, sin amor verdadero y sin un profundo compromiso a largo plazo«. Me comprometo.

Así que estoy comprometida, estoy decidida. Si buscamos otra letra A que acompañe a «comprometido» y «decidido», ¿qué diríamos? Un sinónimo de determinación, de compromiso. Utilizaremos este acrónimo AAA para ayudarnos a recordar. La primera letra A es para la conciencia del sufrimiento (awareness). La segunda letra A es la Aspiración. ¿Cómo es esa aspiración? La aspiración es el compromiso: «Haré todo lo que esté en mi mano para proteger a los niños y las niñas del abuso sexual y para prevenir que las parejas y familias se rompan a causa de una conducta sexual inapropiada «. Haré todo lo que esté en mi mano. «Consciente de la diversidad de la experiencia humana, me comprometo a no discriminar ninguna orientación sexual o identidad de género. Practicando el verdadero amor sabemos que continuaremos de una forma hermosa en el futuro«. Practicar. ¿Pueden ayudarme a encontrar una palabra? Acción. Cuando estudiemos y observemos un entrenamiento de la plena consciencia, veremos que en cada entrenamiento aparece este principio de la triple A. La consciencia (Awareness) del sufrimiento da lugar a la Aspiración, a la determinación, al compromiso y a la Acción. Y a veces, la acción que emprendemos la efectuamos al no hacer nada, al dejar de actuar. «(…) me comprometo a no tener relaciones sexuales sin consentimiento mutuo «. Vemos que en el pasado, cuando no teníamos la práctica todavía, realizábamos prácticas poco saludables. Ahora que tenemos un camino, conocemos la vía y nutrimos una aspiración, estamos decididos a no hacerlo más. Detenernos. Pasamos a la acción mediante la no acción. Dejar de hacer aquello que causa daño.

A veces también actuamos de forma proactiva, especialmente si se trata de una acción dirigida a proteger, prevenir, reducir o enriquecer.

Durante toda su vida, Thay ha contribuido incansablemente a ayudar a renovar el budismo para que las prácticas sean más adecuadas a nuestro tiempo. Ahora es nuestra responsabilidad y muestra de nuestro amor a Thay, a Buda y a los patriarcas y matriarcas continuar con esa labor. Podemos observar qué acciones emprender. Y esas acciones deben nacer del fundamento de una profunda comprensión de cada situación.

Estos actos me llenan de esperanza y fe en mis hermanos y hermanas mayores, que se atreven a superar esos retos, que no tienen miedo de enfrentarse a los desafíos, a las resistencias, y que nos abren el camino con valentía y a conciencia. Porque sabemos que si lo conseguimos, aportaremos mucha felicidad a mucha más gente».

 

 

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