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Práctica adecuada para niños: La meditación de los guijarros Thich Nhat Hanh

«Hace unos años, en un retiro para niñas y niños, me inventé una práctica llamada Meditación de los guijarros para enseñar a los niños a cultivar las cuatro cualidades que necesitamos para ser felices. Para esta meditación necesitamos cuatro piedrecitas o guijarros. Cada guijarro representa una imagen, una cualidad.

La primera cualidad es la frescura. Debemos hacer algo para preservar nuestra frescura, nuestra belleza. Los seres humanos nacemos como verdaderas flores en el jardín de la humanidad, pero si no sabemos vivir de forma consciente y despierta, perdemos esa frescura y ya no tenemos gran cosa que ofrecer a los seres amados. Las prácticas de la respiración y la marcha conscientes, la relajación profunda y la sonrisa pueden ayudarte a recuperar tu frescura, en tu propio bien y en bien de todas las personas que se encuentren contigo.

El segundo guijarro representa la solidez. La imagen propuesta es la de una montaña. En posición sentada, sientes solidez. Sin solidez, no puedes ser feliz. Debes cultivar la estabilidad y la solidez por tu bien y por aquellas personas que confían en ti. Tanto tú como los que te rodean se beneficiarán de ello. No puedes pedir a nadie que te proporcione estabilidad. Eres tú quien debe cultivarla.


La tercera cualidad es la calma. La imagen es la del agua tranquila. Cuando el agua está en calma, puede reflejar el cielo, las nubes y las montañas fielmente. Cuando la mente está en calma, lo ves todo tal como es, sin distorsión alguna. La calma es una condición para la felicidad. Si no estás en calma, sufres, y contigo sufren todos cuantos te rodean. Si estás en calma, estás feliz y todos los que te quieren se benefician de tu paz. Generamos calma respirando, caminando y sentándonos en plena consciencia.

La última cualidad es la libertad. Una persona que no es libre no es una persona feliz. La libertad de la que hablo no es la libertad política. La imagen es la del espacio. La libertad de la que hablo es la de estar libre del ansia, la ira, el odio, la desesperación y la ambición. Todas esas aflicciones nos impiden ser libres, y nuestra felicidad depende en gran medida de nuestra libertad. Si te abruman las preocupaciones, los proyectos y el miedo, no eres libre y no puedes ser feliz. La práctica de este último guijarro consiste en vaciarte de estas aflicciones para que puedas descubrir un espacio inmenso en tu propio corazón.»

¿Por qué practicar la meditación de los guijarros?
– Para disponer de una forma de entrar en contacto con cualidades nutritivas que hay en nosotros: la frescura, la solidez, la calma y la libertad.
– Para ayudarnos a apreciar la felicidad que está presente en nosotros y que nos rodea.
– Para contar con una base estable que nos ayude a cuidar de las emociones y sensaciones más difíciles. 
– Para calmar y relajar nuestro cuerpo y mente.

 

PRIMER GUIJARRO: FLOR
Elige un guijarro y ponlo en la palma de la mano. Obsérvalo detenidamente, como si fuera la primera vez que ves un guijarro.
Este guijarro representa una flor. Ese ser humano fresco, bello, agradable y amable que hay en ti. Todos podemos ser flores frescas, llenas de energía y de vida, y cuando somos así tenemos mucho que ofrecernos a nosotros mismos y a los demás.
Cubre el guijarro con la otra mano, acerca ambas al abdomen y cierra los ojos.

Lee en voz alta:
                                    Inspirando, me veo como una flor.
                                    Espirando, me siento fresca, fresco.
                                    Flor, fresca, fresco.
Invita la campana a sonar una vez.
Inspira y espira tres veces, observando cada respiración en toda su duración, y recita en silencio:
                                    Flor (al inspirar).
                                    Fresca, fresco (al espirar).
Después de tres respiraciones, observa ese guijarro, sonríele y deposítalo a tu derecha.

SEGUNDO GUIJARRO: MONTAÑA
Ahora toma el segundo y ponlo en la palma de la mano. Míralo detenidamente, como si fuese la primera vez que ves uno. Este guijarro representa una montaña. Todos podemos ser una montaña: sólidos, a salvo, alguien en quien puedes confiar tú mismo y también los demás. Somos lo bastante estables como para lidiar con todo lo que nos suceda.
Cubre el guijarro con la otra mano, acerca ambas al abdomen y cierra los ojos.
Lee en voz alta:
                               Inspirando, me veo como una montaña.
                               Espirando, me siento sólida, sólido.
                               Montaña, sólida, sólido.
Invita la campana a sonar una vez.
Inspira y espira tres veces, observando cada respiración en toda su duración, y recita en silencio:
                               Montaña (al inspirar).
                               Sólida, sólido (al espirar).
Después de tres respiraciones, observa ese guijarro, sonríele y deposítalo a tu derecha.

 

TERCER GUIJARRO: AGUA TRANQUILA
Ahora toma el tercer guijarro y ponlo en la palma de la mano. Míralo detenidamente, como si fuese la primera vez que lo ves. Este guijarro representa agua tranquila. El agua en calma refleja todo lo que la rodea (el cielo, las nubes, los árboles) tal como es, sin distorsionarlo ni alterarlo. Todos podemos ser como el agua tranquila, todos podemos reflejar la verdad. Cuando somos así, lo vemos todo tal como es realmente.
Cubre el guijarro con la otra mano, acerca ambas al abdomen y cierra los ojos.
Lee en voz alta:
                            Inspirando, me veo como agua tranquila.
                            Espirando, me siento en calma. Reflejo todas las cosas tal como son en realidad.
                            Agua tranquila, calma.
Invita la campana a sonar una vez.
Inspira y espira tres veces observando cada respiración en toda su duración, y recita en silencio:
                           Agua tranquila (al inspirar).
                           Calma (al espirar).
Después de tres respiraciones, observa ese guijarro, sonríele y deposítalo a tu derecha.

CUARTO GUIJARRO: ESPACIO
Ahora toma el cuarto guijarro y ponlo en la palma de la mano. Míralo detenidamente, como si fuese la primera vez que lo ves. Este guijarro representa el espacio y la libertad que hay dentro de ti. Cuando evocamos una sensación de espacio y libertad interior y exterior, somos capaces de comportarnos de forma más amable y compasiva con los demás y con nosotros mismos. 
Cubre el guijarro con la otra mano, acerca ambas al abdomen y cierra los ojos.
Lee en voz alta:
                               Inspirando, me veo como espacio.
                               Espirando, me siento libre.
                               Espacio, libre.

 

VÍDEO DE ESTA PRÁCTICA EXPLICADA POR THÀY

Ver vídeo en youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=F4HVWrz2zQ8&list=PLrneHIiUjRzp0AntJRVngIgxpjk5Dzpnj&index=5 

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