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Madre Tierra boletines

PASEO POR EL JARDIN BOTANICO HISTORICO EN BARCELONA

Domingo por la mañana, domingo de Ramos. Un día agradable y soleado, fresco a primera hora. Ya de buena mañana un flujo de personas arriba y abajo, por la plaza de España y la montaña de Montjuïc, presagiaban que gozaríamos de un paseo con bastante compañía. Pero nuestro jardín es un jardín oculto, escondido, la mayoría de las personas que suben a la montaña pasan literalmente sobre él. Su lecho es una antigua cantera, en realidad dos. El jardín ocupa la más profunda y sombría, la masía y los huertos la más soleada. El paseo discurre en un descenso en espiral, que en lugar de conducirnos al infierno a través de todos los pecados, nos induce a penetrar en los misterios de la naturaleza a través de la observación y la vivencia de animales, plantas, caminos, muros, agua y aire…. Todo jardín es una invitación a la contemplación de la Naturaleza transformada en Arte. Un jardín ocupa un espacio que era otra cosa y fue humanizado con una intención estética, simbólica o científica. Algunos jardines son sobrios, sencillos, invitan a la interiorización, al recogimiento y al silencio. Otros jardines abundan en seres vivos, animados e inanimados: animales, plantas, agua, piedras…y nos inducen a la contemplación, a la reflexión y comprensión de las interacciones, las dependencias, las causas y los efectos. El Jardín Botánico Histórico de Barcelona es uno de estos jardines. En una zona muy transitada, visitada y gozada por lugareños y turistas como es la montaña de Montjuïc, uno de los pulmones verdes de la ciudad, se oculta en una de las antiguas canteras de cuyas entrañas se extrajo buena parte de la piedra que construyó Barcelona durante siglos. La profunda cicatriz consecuencia de la explotación, se cubrió, gracias a la condición impuesta por la propietaria que cedió los

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¿Cómo han cambiado las enseñanzas de Thay tu forma de cuidar de la Tierra?

El equipo de Madre Tierra nos comparte su vivencia individual de las enseñanzas de Thay y el interser con relación al cuidado de la tierra y el contacto con la naturaleza. «Lo que miro soy yo mismo. Cada vez que toco profundamente tu maravillosa realidad, querida Madre Tierra, soy capaz de percibir esta afirmación.»Metiendo mis manos en tus entrañas, al acompañar tu proceso creativo, ahí, puedo ser consciente de la inmensa vastedad que difumina todo límite.Sentado a la luz de la mañana, al contemplar el frío del invierno, reposando sobre la huerta. Caminando entre los bosques y admirando el sol, acostándose en la inmensidad del océano. En el silencio sagrado de las estrellas y descansando bajo la luz de la luna. Solo ahí, en ese mismo instante, puedo comprender y experimentar, esta enigmática palabra: “Interser”.Un día llegaste a mis oídos, y ahora puedo sentirte latir en mí mismo, abriéndome a una realidad tan íntima como inmensa, tan conocida como oculta. Puedo sentir que he llegado, que estoy en casa, reposando, en lo que yo mismo inter-soy.Gracias querido Thay y querida Madre Tierra, por abrirme la visión a esta maravillosa realidad. Jorge Costas     Esta forma de tratar el cultivo de la tierra ha sido un proceso progresivo de practicar la comprensión del Interser, proporcionado por la plena consciencia y el cuidado de la vida de todos los seres. Al cultivar la huerta, respeto todas las plantas y los animales que me encuentro, intento que haya un cierto equilibrio y pueda comer de sus verduras.Para ello observo con detenimiento y cultivo las plantas más resistentes y mejor adaptadas al lugar, escuchando la experiencia de l@s hortelan@s de la zona, tratando de recibir su sabiduría y aprender sus costumbres.La huerta que cuido, a simple vista, puede parecer caótica, se ven hierbas no

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Lo que consumimos

    Nuestra vida transcurre en medio de un consumo constante. Consumimos películas que evocan en nosotros emociones; viajes en avión que nos transportan a otros lugares; conversaciones que determinan nuestros pensamientos y aspiración vital; suculentos platos que nos llenan de colores, olores y sabores.   Consumimos, consciente o inconscientemente, multitud de alimentos en forma de estímulos, palabras, sensaciones… que se integran en nosotros/as y que, día a día, van conformando lo que somos. Nuestra forma de pensar, de hablar o de actuar en este preciso instante está condicionada por algo que hemos oído en la radio ayer o que hemos leído en un libro hace veinte años. También las experiencias y circunstancias de nuestros ancestros están presentes en cada uno de nuestros gestos.   “¿Qué estoy consumiendo?”, es una pregunta revolucionara. Dicho de otra forma: ¿cuál es el futuro posible para mis hijas y nietos con mis decisiones del presente? La clave es el consumo consciente.   Con nuestras elecciones podemos moldear y transformar la vida. A través de nuestro consumo podemos decidir qué proyectos, iniciativas o formas de vida apoyar; descubrimos si con nuestras acciones estamos protegiendo o destruyendo el planeta. Conscientes del interser en lo que consumimos descubrimos que podemos transformar el mundo.   Desde el Equipo Madre Tierra queremos invitar a toda la comunidad a compartir online una mañana de plena consciencia el día 18 de diciembre en la que poder observar juntos y juntas nuestro impacto sobre toda forma de vida. Las personas interesadas podéis inscribiros escribiendo a madretierra.cbi@gmail.com   Compartimos a continuación el horario detallado de la jornada: 09:15 Acogida 09:30 Meditación sentada 10:00 Tocar la Tierra 10:10 Charla del Dharma / Introducción del tema del día 10:30 Meditación caminando 11:00 Meditación de la fruta 11:30 Compartir del Dharma 12:45 Cantos y despedida Con

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Día de plena consciencia con la Madre Tierra

  Cada día la Madre Tierra nos regala todo lo que necesitamos para vivir, pero normalmente no somos conscientes. Nuestros pies caminan apoyándose en la Tierra mientras nuestra mente está en otro lugar. Os queremos invitar allá donde estéis a dedicar un día juntos a honrar el milagro de la vida, reconectándonos con nosotros y nosotras mismas, y  con todos los seres que formamos este hermoso planeta. El pasado curso un grupo de practicantes nos unimos para profundizar en la relación que manteníamos con la Madre Tierra, reflexionando y tomando decisiones sobre temas como la energía, el transporte, la alimentación, el modo de vida, el cuidado de la vida… Fue un bonito viaje en el que nos apoyamos unas personas a otras en nuestro camino individual, inspirándonos en la energía colectiva de la Sangha. Como colofón celebramos un día de plena conciencia online, ya que las personas que formábamos el grupo proveníamos de distintos lugares. Y salió estupendamente, todas las personas manifestamos nuestra satisfacción de habernos podido sumergir en las distintas actividades, cada cual desde su casa y manteniendo al tiempo el espíritu de grupo. También comentamos el gran aporte de energía que habíamos recibido, y esto nos motivó a querer extenderlo a más personas. Desde el equipo Madre Tierra os invitamos a iniciar el nuevo curso uniéndonos el día 2 de octubre, entre las 10:00 y las 17:00 h para celebrar la vida en plena conciencia. Compartiremos meditación sentada, charla del Dharma, meditación de la fruta, meditación caminando, tocar la Tierra, relajación profunda y compartir del Dharma. También presentaremos la nueva edición del grupo de profundización “Hacia una visión profunda del Interser con la Madre Tierra”.   Si estáis interesadas o interesados en asistir a este dia de plena consciencia podéis escribirnos a: madretierra.cbi@gmail.com ¡¡Os esperamos!! Con cariño, Equipo Madre Tierra

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Practicando bajo los pinos

  Y el bosque irá con nosotros y nosotras, allí dónde vayamos. Llevando el amor de la madre tierra a otros corazones.   En Septiembre de 2019 mi amigo Rick de Holanda y yo nos reunimos en su preciosa casa de la Floresta, en medio del bosque de Collserola. Los dos acabábamos de volver de pasar el verano en Plum Village como voluntarios. Él, en Upper Hamlet con los niños y yo, en New Hamlet, ayudando con las familias y organización del retiro en general. Había sido muy bonito encontrarnos allí. Ya entonces recuerdo que, sentados en las escaleras de la gran campana, compartimos la visión de crear una sangha para gente joven (Wake Up) en Barcelona, dado que él venía a vivir a aquí.Aquella tarde de septiembre con la que he empezado el relato, sentados en su jardín, la luz del atardecer se coloreaba por detrás de la montaña sagrada de Montserrat. Las vistas te dejaban sin aliento. Acompañando, la sinfonía de los mirlos, como si quisieran adornar la trascendencia del momento con sus cantos. Aquella tarde acordamos hacer una primera reunión con amigos y amigas que podrían estar interesadas en formar un grupo así. Unas semanas más tarde éramos 6 personas a la luz de las velas, en casa de Rick degustando el mejor pastel vegano de calabaza que he comido nunca. Recuerdo la emoción del momento, el cariño y la ternura de cada uno de los que estábamos allí. Cómo quien ve nacer un niño o un brote de primavera. Se decidió que, dado que somos gente joven y en ese momento con un presupuesto limitado, nos reuniríamos una vez al mes en el bosque de Baixador de Vallvidrera. De este modo, nos evitábamos el problema de tener que pagar el alquiler de una sala.De las personas que nos reunimos

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Alabar las bondades de la Tierra

Convivo con una niña de cuatro años llamada Iris. A diario, mientras vamos al colegio, hablamos sobre las bellezas de este planeta. Al comenzar el curso me lo tomaba como una tarea educativa, pero, con el tiempo, se ha vuelto algo natural en la forma de comunicarme con ella: alabar las bondades de esta hermosa bodhisatva, la Madre Tierra. En nuestro trayecto diario atravesamos con el coche algunos bosques. Al verlos, me brotan del corazón expresiones como “¡Mira qué bosque tan hermoso Iris! ¡Mira cuántos árboles!”, a lo que ella responde “¡Ah! ¡Sí!”. Lo curioso de estas conversaciones es que se repiten a diario desde hace varios meses, y ninguna de las dos parece haberse cansado. A veces, cuando soy yo la que comienza las alabanzas, ella encuentra al poco tiempo una nueva alabanza para compartir, como “¡Mira mamá! ¡Cuántos colores en el cielo!” y me emociono con ella, pues cada día me parece que recorremos un nuevo cielo y una nueva tierra. Podemos nombrar una y otra vez todos los colores que hay en el cielo y aun así sigue siendo emocionante. En donde vivimos algunos días son tan grises que el sol permanece escondido todo el trayecto, ¡incluso a veces todo el día!, entonces hablamos de la belleza de la niebla en el mar, de las nubes que cubren el cielo de gris, lila, azul, negro, blanco… Y, al día siguiente, cuando después de varias curvas vemos de repente despuntar el sol radiante sobre la montaña, una de las dos dice algo como “¡Mira el sol qué brillante! ¡Qué día tan maravilloso!”. Sonreímos, y a mí se me instala un sol en el corazón que verdaderamente logra alumbrar cada cavidad, cada rincón de oscuridad, sintiéndome como un pequeño tulipán, como una pequeña flor que no tiene más propósito

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