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Consumo ético

Queridos hermanos y hermanas,

Desde Madre Tierra, con el comienzo del año hemos iniciado un grupo de profundización llamado «Hacia una visión del Interser con la Tierra», con el objetivo de aunar la práctica de ecología y espiritualidad. Acabamos de finalizar el primer mes de introspección y reflexión en el que nos hemos sentido determinados y determinadas a tomar acciones concretas que muestran nuestro compromiso y comprensión de esa interdependencia existente entre cada ser humano y el cosmos entero.

Para más información, en la web de Madre Tierra (http://madretierrainterser.org/) están disponibles las propuestas sobre las que hemos trabajado en este primer mes, bajo el tema de Consumo Ético.

A continuación compartimos reflexiones de algunos miembros del Equipo Madre Tierra con el deseo de que resulten inspiradoras para todos y todas:

«Hacerme responsable de lo que consumo ha sido de los actos más revolucionarios que he hecho durante los últimos años. Me ha permitido comprender mejor mi economía, el valor de los recursos… y mis emociones, pues gran parte de mi consumo era emocional: por un deseo de ser, de sentir, de no ser y de no sentir.

Retomar este tema a través de la profundización me está permitiendo tomar mayor conciencia del mundo que creo cada vez que consumo, ya sea a través de productos que compro o que acepto como regalos. ¿Qué tipo de sociedad y economía estoy apoyando? ¿Qué futuro estoy construyendo? Como decía Thay, si queremos ver el futuro solo necesitamos mirar el presente. Observar con atención lo que he consumido en el último año me permite fortalecer la fe en que un futuro “del ser” es posible, un futuro en el que la Tierra y todas sus formas de vida son amadas y respetadas de un modo casi sagrado, fruto de esa comprensión profunda del interser.»

Alba Iglesias

«¡Que poderoso es el consumo, como acción política, como transformación de la sociedad!.

Observo que prestar atención a lo que consumo y sentirme pleno con lo que tengo, me lleva a coger la mitad de lo que necesito y a no desperdiciar nada de lo que se me ofrece, a sentir gratitud y a cultivar mediante la reciprocidad, la responsabilidad y la diligencia, buenos frutos y hermosas semillas.»

Jorge Costas

«Desde hace años soy consciente que como humanidad estamos consumiendo y vertiendo a la Tierra más de lo que el planeta puede regenerar. Nuestra “Huella ecológica” actual revela que estamos consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 planetas, y aumenta cada año. La propuesta de “Profundización hacia una visión del Interser con la Tierra” me facilita indagar más en la asunción de compromisos personales para contribuir a la reducción de esta huella ecológica. Además, sentirme acompañada por otras personas que también están en este camino me da más energía e inspiración.

En concreto en este mes, en la alimentación he añadido el parámetro de proximidad al criterio de consumir productos ecológicos que ya venía realizando desde hace tiempo. En lo referente a la vestimenta, me ha impresionado el vídeo del impacto que tiene en países africanos la ropa que desechamos. Me propongo reducir aún más la compra de ropa, y cuando deposite ropa en los contenedores de reciclado asegurarme que está en buen estado.

Pequeños pasos encaminados a contribuir a crear un mundo más consciente, donde consumamos para vivir, en vez de vivir para consumir.»

Mar Asunción Higueras

“Este primer mes en el grupo de profundización de Madre Tierra ha sido una verdadera delicia. Cuál detective, mi niña interior se lo ha pasado en grande siguiendo la pista a los productos que he comprado este último año para ver dónde se habían producido. Me ha sorprendido descubrir, por un lado, lo poco transparentes que pueden llegar a ser las marcas en cuanto al origen de sus productos y el desconocimiento que tienen los propios empleados de las tiendas. Por otro lado, me ha sorprendido que grandes marcas que yo consideraba poco sostenibles y ecológicas, están desarrollando proyectos de producción más respetuosos con el medio ambiente lo que da lugar al optimismo y la esperanza. Así mismo, me ha producido tristeza ver lo difícil que puede llegar a ser comprar ropa o electrodomésticos que no hayan sido hechos en China o Bangladesh y lo fácil que es olvidarse de las personas que hay detrás de un producto en el devenir diario.

Tras este mes mi práctica se ha vuelto más profunda. Me comprometo a tener siempre en mente el origen de aquello que compro e intentar buscar alternativas locales.”

Eva Dallarés

 

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