Después de haber practicado ocho meses en plena naturaleza, una zona privilegiada donde nos acoge cada primavera un algarrobo de 700 años, había llegado el momento de resguardarnos en un sitio cerrado.
Ha llegado el invierno y, afortunadamente, el ayuntamiento de Alfaz del Pi nos ha ofrecido un local precioso en un edificio antiguo en el centro del pueblo.
Todas las semanas nos reunimos a las 17:30 h y aquel martes día 16, al preparar el encuentro para el día después, tuve la idea de hacer la hermosa práctica de la meditación del té.
Así pensado y así hecho. Preparé todo lo que era necesario para poder hacer la meditación y me sentí muy afortunada.
Como habitualmente en cada encuentro y también aquel día, comenzamos la práctica con los 10 movimientos conscientes. Después practicamos una preciosa meditación sentada de 30 minutos, seguida por la meditación caminando que normalmente dura unos 15 minutos. Pero en esta ocasión la meditación caminando duró unos 8 minutos, seguida por la meditación del té.
Nuestra queridísima hermana Valle se acercó lentamente a la mesa donde teníamos preparado el termo con la infusión y unas galletas de canela, galletas típicas holandesas, ya que soy holandesa y esas galletas son tradicionalmente para esta época del año.
Ella preparó para cada persona la taza de té y la galleta, y caminando lentamente volvimos a nuestro cojín. Pusimos la infusión y la galleta delante de nosotras y las observamos.
Hubo un profundo silencio.
Observamos el té en nuestra taza, vimos la nube, el campesino/la campesina…
Posteriormente, hicimos lo mismo con la galleta: contemplamos de este modo el trigo, la lluvia, la gallina, la panadera/el panadero…
La primera vez que se hace esta práctica puede parecer un poco extraña. Sin embargo, en cuanto lo hayan practicado solamente una vez comprenderán ya la profundidad de esta práctica.
Así fue para nuestro querido hermano Bernd. Él compartió con nosotros su experiencia de cuando vivió por primera vez la práctica de la meditación del té.
Tuvimos una práctica muy profunda, donde todas sentimos un agradecimiento enorme por nuestro maestro, por la práctica y por nuestros hermanos y hermanas.
Con una sonrisa y mucho cariño comparto nuestra experiencia para que la practiquen con sus sanghas; verán que lo van a disfrutar mucho.
Les deseo una feliz práctica.
Envío una flor de loto y un tulipán, ambas envueltas en una suave brisa mediterránea.
Annet Schuurkes
Verdaderas Virtudes Primaverales