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Tocando la Tierra

Toco la Tierra para observar profundamente que no soy una entidad separada de Ella

Solemos creer  que la Tierra es la Tierra y nosotros somos algo ajeno a ella. Pero, de hecho, estamos dentro de la Tierra. Podemos imaginar que la Tierra es el árbol y nosotros somos una hoja. La Tierra no es el medio ambiente, algo que está fuera de nosotros y que tenemos que cuidar. La Tierra somos nosotros. Al igual que nuestros padres, antepasados y maestros están dentro de nosotros, la tierra también está en nuestro interior. Cuidando de la tierra, nos ocupamos de nosotros mismos.

Cuando vemos que la Tierra no es sólo el medio ambiente, que está en nosotros, en ese momento se puede tener verdadera comunión con ella. Pero si vemos a la Tierra sólo como el medio ambiente, con nosotros en el centro, entonces, sólo queremos hacer algo por la Tierra con el fin de sobrevivir. Pero no es suficiente. Esa es una manera dualista de ver la realidad.

Tenemos que practicar mirando nuestro planeta no sólo como materia, sino como un ser vivo y sensible. El universo, el sol y las estrellas han aportado muchos elementos a la Tierra, y cuando
nos fijamos en ella, vemos que es una muy hermosa flor que contiene la presencia de todo el  universo. Así mismo, cuando nos fijamos en nuestra propia formación corporal, advertimos que
estamos hechos de los mismos elementos que el planeta. La tierra nos ha hecho. La tierra y el universo están dentro de nosotros.
Cuando damos pasos conscientes sobre la Tierra, nuestro cuerpo y mente se unen, y nos unen con la Tierra. Ella nos dio a luz y ella nos recibirá de nuevo. Nada se pierde. Nada nace. Nada muere.
No necesitamos esperar hasta después de que nuestro cuerpo se haya desintegrado para volver a la Madre Tierra. Volvemos a la Madre Tierra en cada momento.
Cada vez que respiramos, cada vez que damos un paso, estamos volviendo a ella. Incluso cuando nos rascamos a nosotros mismos, muchas células de la piel se caerán y regresarán a la Tierra.
La Tierra incluye la esfera de vida y el medio ambiente. Así que no tienes que esperar hasta que mueras para volver a la Madre Tierra, porque ya estás en ella.
Tenemos que volver a refugiarnos en nuestro hermoso planeta. Yo sé que la Tierra es mi hogar.
No necesito morir para volver a la Madre Tierra. Yo estoy en ella en este momento, y ella está en mí.


 PRACTICA FORMAL Unidad con la Tierra

1 Tocando la Tierra
Toco la Tierra para conectar profundamente con la tierra. [Campana]
Mirando profundamente la Tierra veo la luz y el calor del sol que permite que todo nazca y
crezca. También veo los arroyos de agua fresca que fluyen en este planeta y traen vida a la Tierra.
También siento la presencia de la atmósfera y todos los elementos en el espacio, como al oxígeno,
dióxido de carbono, hidrógeno y nitrógeno. Sin la atmósfera, el agua y el sol no existirían los
bellos adornos de la Tierra: el sauce verde, el bambú púrpura, y las flores amarillas. Veo en todas
partes los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire, cómo se interrelacionan con todo e
interson en mí. Puedo tocar la Tierra y permanecer cerca de ella para ver que soy uno con la
Madre Tierra. Soy uno con la luz del sol, los ríos, los lagos, el océano y las nubes del cielo. Los
cuatro elementos en mi cuerpo y los cuatro elementos en el cuerpo del cosmos no están
separados. Prometo regresar y tomar refugio en la Madre Tierra para ver su naturaleza sólida,
elástica y resistente en mí mismo.
Tu maravilla, belleza y creatividad
Tocando la Tierra
Toco la Tierra para conectar profundamente con tu maravilla, belleza y creatividad. [Campana]
Querida Madre Tierra, cada mañana cuando me despierto me ofreces veinticuatro horas nuevas
para apreciar y disfrutar de tu belleza. Cada milagrosa forma de vida: un lago claro, el pino verde,
nube de color rosa, la cima de una montaña cubierta de nieve, el bosque fragante, la grulla blanca,
el ciervo, y la extraordinaria oruga, cada uno ha nacido de ti. Así como todo brillante matemático,
cada experto artesano, y todo talentoso arquitecto.
Y mirando profundamente puedo ver que tú que eres el más grande matemático, el artesano más
logrado y el más talentoso arquitecto de todos. Una rama simple de los cerezos en flor, la concha
de un caracol o el ala de un murciélago dan testimonio de esta verdad asombrosa. Es mi profundo
deseo, querida Madre, vivir de tal manera que yo esté despierto a cada una de tus maravillas, y
nutrido por tu belleza. Aprecio tu creatividad preciosa, y sonrío a este regalo de la vida.
Nosotros los humanos tenemos artistas con talento, pero ¿cómo podemos comparar nuestros
cuadros a tu obra maestra de las cuatro estaciones? ¿Cómo podríamos alguna vez pintar un
amanecer tan convincente o crear un atardecer más radiante? Tenemos grandes compositores,
pero ¿cómo podemos comparar nuestra música a tu armonía celestial con el Sol y los planetas, o
el sonido de la marea?
Tenemos grandes héroes y heroínas que han sufrido guerras, dificultades y travesías peligrosas,
pero ¿cómo podemos comparar su valentía a tu gran tolerancia y paciencia a lo largo de tu viaje
peligroso de eones? Tenemos muchas grandes historias de amor, pero ¿quién de nosotros tiene
un amor tan inmenso como el tuyo, que abarca a todos los seres sin discriminación?

 

Tocando la Tierra

Eres también madre de eminentes pensadores y científicos que han hecho grandes
descubrimientos. La investigación y la comprensión no sólo de nuestro propio sistema solar y la
Vía Láctea, sino incluso de las galaxias más lejanas. Es a través de estos niños talentosos que
están profundizando en tu propia comunicación con el cosmos.
Has dado a luz a un sinnúmero de santos y seres iluminados. Hombres y mujeres que han
conectado profundamente con su ser, con su espiritualidad y con una profunda conexión con la
dimensión que va mucho mas allá de la ilusoria separación que experimentamos en nuestra vida
cotidiana.
Sabiendo que has dado a luz a tantos grandes seres, yo sé que no eres mera materia inerte, sino
espíritu viviente. Cada uno de nosotros lleva dentro la semilla del despertar, la capacidad de vivir
en armonía y con su profunda sabiduría, la sabiduría de Interser.
Pero hay momentos en que no lo hemos hecho tan bien. Hay momentos en los que no la hemos
amado lo suficiente; momentos en los que hemos olvidado tu verdadera naturaleza; y momentos
en los que hemos discriminado y tratado como algo distinto de nosotros mismos. Hay veces
incluso que, de la mano de la ignorancia y la impericia, te hemos subestimado, explotado, herido y
contaminado.
Por eso hago el voto profundo hoy, con la gratitud y el amor en mi corazón, de apreciar y proteger
tu belleza, y para encarnar tu conciencia maravillosa en mi propia vida. Me comprometo a seguir
los pasos de aquellos que han llegado antes que yo a vivir con el despertar y la compasión, y así
ser digno de llamarme tu hijo.

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