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Meditación Sentada

 “Estar vivo es un milagro… la meditación sentada es una forma de celebrar la vida…”


La meditación sentada es para nosotros un modo de volver al hogar y darnos a nosotros mismos cuidado y atención plena. Cada vez que nos sentamos, ya sea en el salón, al pie de un árbol, o sobre un cojín podemos radiar tranquilidad como el Buda sentado en un altar. Dirigimos nuestra atención plena a lo que está dentro y a lo que nos rodea. Dejamos que nuestra mente se haga espaciosa y nuestro corazón amable y suave. Sólo con unos pocos minutos sentados de esta forma, podemos restablecernos completamente. Cuando nos sentamos en paz, respirando y sonriendo con consciencia, tenemos soberanía sobre nosotros mismos.

La meditación sentada es muy curativa. Podemos estar con lo que quiera que haya en nuestro interior, ya sea dolor, ira, irritación, alegría, amor, o paz. Estamos con lo que haya en ese mo­mento, sin ser arrastrados. Lo dejamos venir, lo dejamos estar y lo dejamos ir. No hay necesidad de presionar, oprimir, o pretender que nuestros pensamientos no están allí. En lugar de esto, podemos observar los pensamientos e imágenes en nuestra mente con ojos amorosos y de aceptación. A pesar de las tormentas que surjan en nosotros, permaneceremos con quietud y calma. Al sentarnos y respirar, producimos nuestra verdadera presencia en el aquí y ahora y la ofrecemos a nuestra comunidad y al mundo. Este es el propósito de sentarse: estar aquí, comple­tamente vivos y totalmente presentes.

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